El trigo transgénico HB4, resistente a sequía, fue aprobado este lunes por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, y se suma a la autorización ya extendida en nuestro país y por Brasil, Australia, Colombia y Nueva Zelanda. Es la primera vez que la Food and Drugs Administration concluye favorablemente la evaluación de un desarrollo argentino de este tipo. Si bien es de carácter voluntario, implica una extensa y rigurosa serie de presentaciones para obtener una evaluación regulatoria, nutricional, de impacto ambiental, calidad y de seguridad integral que permita el uso en los mercados de alimentos.
La consulta fue iniciada en 2018 por el Grupo Bioceres, que desarrolló esta tecnología resistente a sequía en un trabajo científico público-privado de vanguardia mundial conducido por la investigadora Raquel Chan, de la Universidad del Litoral y el Conicet. Esta innovación se logró a partir de la introgresión de un gen del girasol y es cada vez más trascendente en el contexto de avance del cambio climático.
En términos productivos, ensayos técnicos reflejaron que, en escenarios con escasez hídrica, como los que presenta esta campaña agrícola los trigos HB4 presentan rindes hasta 40% superiores respecto de las variedades convencionales más sembradas.
Esta aprobación de la primera potencia global es un paso más de las que se iniciaron en Argentina. En 2020, el ministerio de Agricultura completó los avales a nivel nacional, luego de lo que habían certificado años antes el Servicio Nacional de Sanidad Agroalimentaria (SENASA) y la Comisión Nacional de Biotecnología (Conabia). Esa triple evaluación regulatoria distingue al sistema argentino de control biotecnológico como uno de los más confiables del mundo.
En los últimos meses se han ido sumando una serie de aprobaciones que Grupo Bioceres ha obtenido en muchos de los principales países importadores y productores de trigo, como resultado de más de 10 años de trabajo para que el trigo HB4 cumpla con las normativas necesarias en cada uno de estos mercados.
Junto a la FDA trabajan la Agencia de Protección Ambiental y el Departamento de Agricultura del Gobierno de EE.UU. para garantizar que los Organismos Genéticamente Modificados (GMO), como el trigo HB4, sean seguros para la salud humana, vegetal y animal.
El paso siguiente es obtener la autorización comercial por parte del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés).
En ese sentido, el último respaldo nacional lo impulsaron el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, el secretario de Alimentos, Bioeconomía y Desarrollo Regional, Luis Contigiani, el presidente del Instituto Nacional de Semillas (Inase), Obdulio San Martín, quienes autorizaron la hasta entonces pendiente comercialización de semillas de este tipo. Lo instrumentaron a través de la Resolución 27/2023, publicada el 12 de mayo pasado en el Boletín Oficial.
Con todo, Bioceres mantiene un estricto control sobre la trazabilidad de la producción de este tipo de trigo. El cultivo y su cosecha es gestionado bajo el programa de identidad preservada en conjunto con productores asociados y aún no se comercializa como grano.
Fuente: Mauricio Bártoli / Diario Clarín