Es un sector de una tasa de crecimiento que, por la consecuente demanda de malezas resistentes, sólo se compara a los herbicidas.
El tratamiento de semillas es un proceso clave para obtener materiales de calidad, que cumplan con las necesidades de los productores y determinadas zonas geográficas.
Se concluye que, durante la emergencia a campo, puede ocurrir la muerte de semillas y de plántulas debido a las enfermedades resultantes de la interacción entre los patógenos, los que habitan el suelo y el ambiente que las rodea.
Es una solución innovadora que mejora el desempeño, ya que desde las empresas las soluciones son proyectadas para desbloquear el poder genético y el potencial de cada semilla y mejorar así su desempeño general.
“Más allá de que tiene un valor agregado, el productor que prueba con una semilla tratada es difícil que deje de hacerlo. La tasa de adopción es alta“, dijo Gustavo Portis, director de Soluciones para la Agricultura de BASF para Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia.
“Vino para quedarse”, agregó Portis, respecto de la aplicación en soja, trigo, arroz y algodón.
También aludió al impacto positivo en cuanto al manejo desde el punto de vista social.
“No olvidemos que esta práctica (de aplicación) ahora es con máquinas automatizadas con sistemas de digitalización que permiten manejar productos con una seguridad total. Es un avance desde el punto de vista tecnológico”, comentó.
“Ya no es una cuestión de precio, sino de practicidad; de eficiencia; de baja de costo al final de día y de la tranquilidad de no manipular productos a campo”, dijo.
“Uno de los factores productivos es que, por los avances tecnológicos, por nuevas metodologías de inserción genética, la semilla per se va a ir generando un valor mayor por su propio potencial contenido; de la misma manera”, explicó.
“Eso es lo que mueve la necesidad de ir hacia un cuidado mucho mayor de la semilla”, indicó.
“¿El futuro? Si decimos que en cinco años vamos a estar con trigos híbridos en el mercado, evidentemente estamos yendo a un valor de la semilla en que vamos a necesitar que cada una, que vaya al suelo, enseguida se transforme en una planta, porque si no será un costo alto de pérdida”, admitió.
Portis, en diálogo con Pool de Periodistas, dijo que esta transformación ya existe en el agro.
“De acá a 10 o 15 años no sé cuánto va a aumentar (su utilización), pero sí me imagino un mercado fitosanitario a un crecimiento del alrededor de 2 o 3 % al año, globalmente hablando, además del crecimiento de volumen pero de uso tecnológico, cuando en semillas es el doble: hasta el 6 o 7 %”, aseveró Portis.
Fuente: Pool de Periodistas