Siembra con aviones: para este año se estima un incremento del 40 %

03 mayo 2020

Con aproximadamente 500.000 hectáreas pronosticadas, se posiciona como la opción más competitiva a la hora de elegir cómo controlar las malezas y lograr mejores rindes.



   Hace más de 30 años que se incorporó, en la Argentina, al avión como parte de la tecnología para sembrar y, esta campaña, se incrementó en un 40 % la siembra aérea con aproximadamente 500 mil hectáreas sembradas.

   La tecnología no sólo es destinada para cosecha, sino también para la utilización de un cultivo de cobertura que sirve para el control de malezas, lo que implica que además se utilice menos herbicidas.

   “La siembra aérea comenzó, en 1980, de la mano de la siembra directa en el sur de Santa Fe”, contó la ingeniera agrónoma y piloto Virginia Zarantonello.

   “En mi zona, principalmente, se siembra avena, centeno, cebada, raygrass y tréboles aunque se están incorporando otras semillas como triticale, vicia, villosa y sativa”, agregó.

   Se realizan tanto sobre soja o maíz en pie, para los cultivos de cobertura y sobre lotes sin cultivos para la siembra de pasturas.

   El piloto aplicador e instructor de vuelo Carlos Careaga de la empresa Aerofumigaciones Don Alejandro, opinó que la siembra aérea es una actividad tan apasionante, o más, que la aplicación de fitosanitarios.

   “Sembrar, hoy en día, se volvió algo de mayor atención y mayor precisión a la hora de realizar este tipo de labor con un avión”, sostuvo.

   La empresa, radicada en Coronel Bogado, Santa Fe, siembra unas tres mil hectáreas al año en las zonas de Pergamino, San Nicolás, Ramallo, pertenecientes a la provincia de Buenos Aires y Malbrán y Guardia Escolta, que corresponden a Santiago del Estero.

   “La siembra se está implementando mucho más allá de la ganancia que el cultivo posterior nos deja. Se está hablando de cómo hacer una cama para el próximo cultivo y así usarlo de barbecho y tratar de controlar malezas que suelen aparecer cuando esta cama de siembra queda vacía”, explicó Carlos.

   “Esta práctica hace que los suelos sean menos erosionados; ademá, se puede ingresar al lote bajo cualquier circunstancia o condición lo que nos da la posibilidad de realizar la labor en el momento que el productor lo necesite, lo disponga o lo vea conveniente”, indicó.

   “Los cultivos de cobertura se siembran con el cultivo estival aún en pie entrando al lote más temprano, obteniendo en el CC una notable ventaja sobre las malezas que nacerán a futuro”, sostuvo Virginia.

¿Qué pasa con la ganadería?

   “En sistemas ganaderos permite ganar uno o dos meses con esta siembra anticipada y el forraje estará disponible mucho antes para su consumo”, sostuvo.

   Por otro lado, hay una mayor eficiencia debido al tiempo que insume realizarla, ya que es mucho más rápido y se puede sembrar grandes extensiones en un tiempo mínimo. Con la siembra aérea se puede sembrar en lotes bajos con exceso de agua, lotes que quizá perderían la capacidad de producir un forraje de calidad para el ganado por no poder entrar a sembrarlo en tiempo y forma.

    Actualmente, el productor busca por todos los medios el control de malezas difíciles con la mayor efectividad y el menor costo posible y es ahí en donde entran en juego los distintos CC que, adaptándolos a las necesidades particularidades de cada lote, traen además infinidad de ventajas como mejorar la infiltración del agua, reducir la erosión eólica e hídrica, incorporar materia seca y nutrientes al sistema, generar macroporosidad, reducir el ascenso de sales.

   Cabe destacar que, en campos mixtos, permite la intensificación del sistema.

Fuente: Prensa FEARCA (Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas)