Analizando los movimientos de animales informados por Senasa en los primeros cinco meses del año, es posible inferir algunas de las decisiones que se están tomando a nivel productor en estos momentos de alto impacto en la evolución del stock y la capacidad de producción futura.
Uno de los primeros indicadores que se observa al momento de determinar si nos encontramos en una fase de retención o de liquidación, es la proporción de hembras que componen la faena, siempre que se mantengan estables las tasas de extracción general. Cuando este indicador supera por varios meses límites del 47 % a 49 % --sin mediar cambios en el nivel de extracción general-- comenzamos a hablar de procesos de liquidación. Por el contrario, cuando ese porcentaje resulta inferior al 42 % a 44 %, podemos inferir que lo que está primando es una decisión de retención.
Durante los últimos dos años, el porcentaje de faena de hembras se mantuvo en línea con niveles que permitirían mantener en equilibrio el stock nacional, que, a su vez, el año pasado se sumó a una baja sustancial en el nivel de faena general, al pasar de 14,2 millones de animales faenados en 2020 a menos de 13 millones en 2021. Es por ello que el stock a fines del último año mostró números ligeramente estabilizados.
No obstante, la faena de vacas contiene un componente estacional muy marcado que suele disparar picos puntuales de extracción que resulta interesante a analizar en estos primeros meses del año, como indicador de la capacidad de producción de terneros que dispondremos durante el segundo semestre del año.
En abril, los números de faena reportados por el RUCA marcaban un 47,3 % de faena de hembras, exactamente el mismo nivel registrado un año atrás, previo a la intervención de las exportaciones.
En mayo, aún sin datos finales de faena, la cantidad de hembras trasladadas a establecimientos de faena arroja como indicador preliminar un 48,1 %. Si bien este porcentaje comienza a alejarse de las bandas de equilibrio, en parte puede atribuirse a la fuerte liquidación anticipada de que debieron hacer productores del norte por cuestiones climáticas.
En efecto, si analizamos la salida de vacas de los campos, vemos que en lo que va del año provincias como Corrientes, Formosa, Chaco y Santiago del Estero duplicaron el envío de vacas a faena, pasando de unas 80.000 cabezas el año pasado a más de 167.000 este año, un 110 % de incremento. Sumado a esto, unas 240.000 vacas fueron expulsadas de los campos (+22 % que en 2021) por falta de pasto hacia otras zonas ganaderas.
A nivel país, el movimiento general de vacas en los primeros cinco meses resulta un 8 % superior al año pasado, lo que denota la necesidad de reacomodar los campos, involucrando tanto liquidación como traslado.
Los datos de faena revelan que durante el primer cuatrimestre de este año se registró un mayor sacrificio de vacas, 2 puntos porcentuales más que lo registrado en 2021 e incluso en 2020. En vaquillonas, por el contrario, la faena de los primeros cuatro meses muestra números inferiores, 5 % menos que en 2021 y 15 % menos que en 2020 lo que, a priori, podría estar indicando una tendencia a la retención de vientres jóvenes.
Sin embargo, si analizamos el movimiento de vaquillonas hacia otros establecimientos hasta el momento no observan cambios significativos respecto del nivel de traslado visto un año atrás. De acuerdo a los datos del Senasa, de enero a mayo de este año un total de 2.358.717 vaquillonas fueron trasladadas hacia otros destinos, apenas un 1,2 % menos que lo movido en igual período del año previo.
Por tanto, analizando ambos indicadores vemos que esta menor cantidad de vaquillonas que están llegando a faena en los primeros meses del año, en principio, no responde a una mayor retención de hembras en los campos de cría sino, posiblemente al alargamiento de los ciclos de invernada y engorde, cuya salida debería verse plasmada más tarde en el año.
Fuente: Maria Julia Aiassa / Rosgan / Mercado Ganadero