¿Qué hay que hacer con la ley de Desarrollo del Sudoeste Bonaerense?

20 febrero 2020

De acuerdo con un relevamiento realizado por La Nueva., los actores consultados coinciden en que (casi) nunca el productor vio beneficios. Y que el proyecto debe reinventarse a partir de los errores.



   “Sabemos qué hacer, pero el problema es el cómo. Está claro que a más de 10 años desde la implementación no hemos visto los resultados esperados. Y que amerita un cambio”.

   La declaración corresponde al productor Alfredo Belardinelli, de la Asociación de Productores de Tornquist, en alusión a la Ley Nº 13.647, denominada de Desarrollo del Sudoeste Bonaerense, sancionada el 14 de marzo de 2007 y prevista para su puesta en funcionamiento a partir de febrero de 2008.

   “El cómo sería hacer un planteo más lineal respecto del objetivo y con dos o tres puntos clave a llevar adelante. Pero esto necesitará el compromiso de todos quienes integramos esta cuestión en relación a los tiempos de ejecución”, agregó.

   “Si la pregunta sobre qué hacer con la ley del SOB me la hubieran realizado hace 8 años, la respuesta sería otra. Pero con el tiempo transcurrido las cosas han cambiado, desde las comunidades, la educación, la conectividad y hasta algunos estilos productivos”, sostuvo.

   Belardinelli también consideró que el formato actual, en algunos aspectos, es obsoleto: “Y en otros no puedo decir que sea malo, porque no se ha puesto en práctica. Claramente, somos parte de una culpa; lo entendemos así, pero consideramos que eso no alcanza para arreglar las cosas”.

   El dirigente gremial habló de “reinvención” de la ley del SOB.

   “Se puede. En nuestra vida cotidiana los errores nos enseñan. Y esto es parte de un error y, si no aprendemos, es porque no queremos. Acá hay que levantar el guante, pero esto no lo hace uno solo”, admitió.

  Belardinelli aseguró que, desde la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), están elaborando una propuesta para acercarle al ministro de Desarrollo Agrario bonaerense, Javier Rodríguez.

   “El objetivo es ir más allá de la ley del Sudoeste Bonaerense”, aseguró.

   En los lineamientos de beneficios impositivos de la ley están la totalidad de los partidos de Adolfo Alsina, Patagones, Villarino, Coronel Rosales, Coronel Dorrego, Saavedra, Tornquist, Bahía Blanca y Puan y, en forma parcial, Guaminí, Coronel Suárez y Coronel Pringles.

   Para Guillermo Fortunato, de la Asociación de Ganaderos y Agricultores de Bahía Blanca, la ley del SOB ha dejado de tener un sentido práctico.

   “Aprecio que nunca se ha podido hacer algo eficiente para el productor. Nunca vi un avance”, sostuvo.

   “Me parece que seguir gastando energía en gestiones para conseguir presupuesto y demás no me parece positivo”, dijo.

   Fortunato aseguró que habría que poner el foco en reglas claras y transparentes que faciliten la inversión, la producción, la comercialización para así poder ser rentable.

   “Ahora estamos de nuevo con el tema de las retenciones y con los registros de exportación cerrados. Esto, sin dudas, me parece más grave que algún eventual beneficio impositivo para la región”, comentó.

“Para trabajar en algo semejante a la ley del SOB habría que tener una visión más amplia y superadora”, afirmó Fortunato.

   Según Vicky Appathie, de la Sociedad Rural de Pigüé e integrante de la comisión de Educación de Carbap, lo primero que hay que hacer es ponerla en funcionamiento como se establece por ley.

   “Creo que no podemos decir que algo no funciona cuando desde sus inicios no se puso en ejecución, tal como se estableció en la visión original”, sostuvo.

   “Necesitamos un consejo regional formado por representantes de instituciones con representación. Nunca estuvo delineada de este modo”, comentó.

   “Tampoco hubo una decisión política de desarrollo regional como sucede en los programas de cualquier lugar del mundo”, admitió.

   Appathie, quien integró por dos períodos el Consejo Regional del Sudoeste Bonaerense (2010/2014), dijo que si hay decisión institucional y política para hacer valer la diferenciación del SOB, la zona tiene un potencial importante para poder equilibrar ventajas comparativas respecto del resto de la provincia de Buenos Aires.

   Según comentó Eduardo Juárez, coordinador gremial de la Asociación de Productores Rurales de Villarino Sur (Aprovis), en estos 12 años no se han apreciado resultados respecto de la ley.

   “No hemos podido avanzar, ya sea desde los gobiernos provinciales como desde los municipales”, afirmó.

   Para Juárez, quien integra el Consejo Regional del SOB, ahora la propuesta es ponerla definitivamente en funcionamiento.

   “Hace unos días lo hablamos con el jefe del Gabinete del ministerio de Desarrollo Agrario, Jonatan Sánchez. Coincidimos en que debemos trabajar con los intendentes para que se mueva todo el engranaje”, aseveró.

   “¿Una autocrítica? Nunca nos hemos puesto de acuerdo en ir todos juntos a gestionar. Ha sido normal que los municipios accionen solos en busca de beneficios para un distrito y sin pensar en trabajar en conjunto. Entiendo que esto hay que revertirlo”, comentó.

   “La realidad es que tenemos celos internos. A veces voy a reuniones de la Zona VII de Carbap, una entidad que retiró sus representantes hace casi dos años y sin anunciarlo oficialmente al Consejo Regional, ya que lo hizo por un medio de comunicación. Si nos dispersamos se disminuye nuestra fuerza”, explicó.

   “Hay cosas que no me han gustado del accionar del Consejo Regional, pero no me puedo levantar e irme. Así no puede funcionar”, concluyó Juárez.

Las gestiones y los subsidios

   “Los productores no tenemos que hacer gestiones para que nos subsidien. Lo que tenemos que hacer es tratar que el Estado no nos ponga el pie encima a quienes queremos trabajar. Es decir, si alguien pretende sembrar papa en la Antártida, no habrá que subsidiarlo, pero tampoco hay que ponerle un impuesto en la Antártida. Ni en ninguna parte del planeta”.

   La visión del productor Guillermo Irastorza, con campos en Coronel Dorrego, es bien diferente respecto de la mayoría.

  “La ley de Desarrollo del Sudoeste Bonaerense no es de subsidio, sino de promoción. Para qué vamos a promocionar cosas que, sin ser promocionadas, anduvieron (sic) en el SOB. Vacas, ovejas, trigo y demás. Hace 150 años alguien fue a Patagones y puso ovejas, vacas, trigo, papas y demás; entonces, ¿por qué tenemos que hacer una ley de promoción para eso?”, se preguntó.

   En la misma línea, Irastorza señaló que, entonces, a un comerciante del sudoeste bonaerense que gana menos respecto de uno de Pergamino también habría que subsidiarlo.

   “Si aquella zona es tan rica, debería irme a producir a Pergamino y listo”, explicó.

   Para Carlos Ariel Marino, de la Sociedad Rural de Adolfo Alsina, una ley como la del Sudoeste Bonaerense debería tener éxito a partir del desarrollo de temas como el seguro multirriesgo, de la desgravación impositiva y del subsidio a las tasas para créditos.

   “Son temas sencillos de implementar y con beneficio directo para el productor. Se trata de simplificar una estructura burocrática que sólo ha trabado la implementación de la ley. Acá no hay nada directo al productor”, manifestó Marino, quien trabaja en Arroyo Venado, en el distrito de Guaminí. 

   “A lo largo del tiempo se ha ido dilatando (la aplicación de la ley) y la parte política tiene mucho que ver en esto, porque el productor ha invertido tiempo ajenos a su trabajo, pero en realidad ha sido una picadora de carne (sic) al malgastar recursos y nunca llegamos a un beneficio real”, concluyó.

Fuente: Diario La Nueva., de Bahía Blanca.