Robert: “La pandemia terminó de exponer la falta de conectividad”

27 noviembre 2020

El presidente de Ateneos Carbap dijo que la problemática no es nueva pero que, hoy, celebra que el tema haya ingresado en un amplio debate y hasta en la agenda política.


Robert ocupó el cargo de protesorero de Ateneos Carbap desde agosto de 2018 y fue elegido presidente a mediados de 2019. También integra la CD de la AGA.


    “Es algo que venía sucediendo (NdR: la falta de conectividad), pero la pandemia lo terminó de exponer. Y hasta en forma dramática”.

   Lo dijo Braian Robert, presidente de Ateneos Carbap, en alusión a la repercusión de la encuesta realizada desde la entidad, que exhibió una problemática que excede al sector agropecuario y requiere de acciones concretas.

   “Siempre hago esta comparación: el campo argentino es Messi, pero tiene tantos problemas de contexto y de situaciones básicas irresueltas que, al final, Leo termina jugando en una cancha de tierra y en ojotas. Nunca se puede expresar en plenitud. Una de razones está vinculada a la conectividad. Y la falta de ella”, explicó.

   “Por la pandemia, muchos chicos no pudieron conectarse y quedaron excluidos de los planes educativos. Otro tanto sucede con productores que no pueden concretar trámites online y, en el primer momento de la cuarentena, tampoco se podían movilizar con naturalidad de un sitio a otro”, amplió.

   La encuesta sobre conectividad de Ateneos Carbap también repercutió en las redes sociales.

   “Ahora estamos trabajando con legisladores para ver cómo podemos darle continuidad a un tema que, se comprobó, involucra a más gente de la que uno supone”, afirmó Robert.

   —¿Cuáles eran las expectativas de Ateneos Carbap antes de la pandemia? ¿Y qué pasó luego?

   —El objetivo de la mesa directiva siempre fue el fortalecimiento de las bases a nivel de Ateneos locales. Eso es lo que da fortaleza.

   “¿Qué significa? trabajar activamente; que haya gente adecuada en un número importante e inserción y reconocimiento local y que se actúe con sinergia permanente con los dirigentes de la Rural o la Asociación.

   “También se debe tener un buen respaldo económico, a fin de que no se limite la participación en eventos y demás actividades.

   “Las expectativas estaban en incrementar el contacto directo y la interacción para definir planes de acción. Así lo habíamos planeado. El objetivo aún lo tenemos, pero al final lo tuvimos que adecuar por la pandemia. Esa es la verdad”.

   —¿Cuáles son las fortalezas y las debilidades de la virtualidad?

   —Lo negativo es que algunos Ateneos se quedaron sin poder hacer actividades programadas, más allá de eventuales reuniones por videoconferencia.

   “Del otro lado, la virtualidad nos permitió tomar parte de un mayor número de reuniones y de diverso índole que, de otro modo, no las hubiésemos podido hacer.

   “Uno de los ejemplos está en que la encuesta de conectividad de Ateneos Carbap la pudimos exponer hasta ante diputados de la provincia de Buenos Aires, algo impensado en otro contexto”.

   —Poco semejante a lo que habían planificado…

   —¡Claro! Pensamos que iba a ser un año tranquilo, pero pasamos de tener una reunión cada tres días a tres reuniones por día. Lo mismo con las charlas, ya que es muy sencillo organizarlas.

   “Admito, de todos modos, que hoy la gente está un poco cansada de tanta virtualidad.

   “Pero a nosotros nos abrió muchas puertas. Por videoconferencia nos reunimos con el ministro (de Desarrollo Agrario bonaerense) Javier Rodríguez; con (el economista) José Luis Espert; con (el senador nacional) Martín Losteau; con Luis Miguel Etchevehere (expresidente de SRA y extitular del MAGyP); con dirigentes de CRA y otros economistas, entre otros”.

   —¿Fue importante el número de participantes?

   —Sí, claramente. Al principio en algunos casos llegamos al tope máximo de asistentes de la plataforma. También nos sorprendimos con la convocatoria interna que realizamos por el trigo HB4.

   —¿Cuál es la intención de Ateneos Carbap con los comunicados que han empezado a difundir?

   —Justamente eso: expresarnos. En muchos temas nosotros podemos, y debemos, opinar sobre cuestiones de dominio público. Tenemos derecho porque somos parte del sector.

   “Además, no son pocos los jóvenes que se están haciendo cargo de las explotaciones agropecuarias.

   “Uno de los temas de mayor repercusión fue por un caso en el distrito de Laprida, donde se pretendía cobrar el costo de un alfajor por hectárea como impuesto”.

   —También participaron de campañas solidarias para asistir en la pandemia…

   —Sí. En el caso de la AGA se hizo la campaña de donación de carne picada, que concluyó con la asistencia a más de 80 comedores de Bahía Blanca con 6.300 kilos durante casi cuatro meses.

Los Ateneos trabajaron mucho en la primera etapa en apoyo a acciones realizadas ellos mismos, o desde las entidades madre rurales.

   “El Ateneo de Coronel Suárez colaboró con la donación de papas McCain a distintas instituciones. En Azul se contribuyó con ropa y con alimentos y en General Villegas se compró una autoclave para esterilización y hasta un respirador.

   “En Saladillo se hizo una colecta para la compra de insumos descartables y, en Santa Rosa, se participó en la donación de novillos para asistir a familias vulnerables.

   “También se realizaron convenios con la firma Biogénesis Bagó, que donó desinfectantes para ser destinados a la prevención del coronavirus”.

   —¿Cuáles son las acciones para fortalecer el vínculo con la sociedad?

   —Hay un sector que es muy duro respecto del campo y que tiene una mentalidad que no la va a cambiar.

   “Existen muchas razones, entre ellas ideológicas y políticas, y no es conveniente gastar energías con quienes, generalmente, no están dispuestos a dialogar y a escuchar tus argumentos para, luego, debatirlos.

   “Pero hay otro sector que se quiere informar y saber qué se hace en el campo. Y ahí es donde intentamos aclarar las dudas, como el costo y los tiempos que conlleva producir para lograr el kilo de carne que termina en la góndola, por ejemplo.

“En algunos casos se han hecho estudios para desglosar el precio de determinados productos y se comprobó que el malo de la película no es el campo, sino la carga impositiva”.

   “Debemos acercarnos a la sociedad desde ese lugar para hacer entender cómo suceden los hechos.

   “El productor se conecta con la tierra y comprende la temporalidad, y sobre todos los riesgos, de los procesos en los que está involucrado para elaborar cada producto. La gente de la ciudad, en cambio, sólo observa el proceso terminado: el bife en la góndola, la lechuga en el cajón y así. Eso es lo que debemos hacer entender.

   “También desmitificar otras cuestiones, como los casos del glifosato y de los transgénicos, que se han instalado en la sociedad y no siempre son como se presentan”.

   —¿Cuál es el futuro de Ateneos Carbap?

   —Pensamos en un plazo no muy largo, porque la pandemia ha modificado las conductas organizativas. Por caso: este año íbamos a tener dos congresos, pero al final se suspendieron tras varias postergaciones.

   “Vamos a insistir con el tema de la conectividad, que tenemos mucho para dar aún porque resulta obvio señalar la trascendencia que posee de cara a un futuro, que ya es hoy, en el mayor desarrollo de modernas tecnologías aplicadas a la ganadería. Ahí estamos todos comprometidos”.

Una visión desde adentro

   Ateneos Carbap, bajo el paragua de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), está conformado por Ateneos representantes de Asociaciones y Sociedad Rurales de ambas provincias.

   Deben abonar una cuota mensual para ser parte, aunque este aspecto no es excluyente.

   “Cuando un Ateneo empieza a trabajar, y aun antes de tener sus ingresos, ya empieza a coordinar con nosotros”, aclaró Robert.

   “Hoy, en condición de no afiliados tenemos a Tres Arroyos, a Rauch y a Chivilcoy. Próximamente, una vez que concreten una cadena de ingresos, se van a sumar”, sostuvo.

   “También tenemos Ateneos en formación, como son los casos de San Vicente y Brandsen, en Buenos Aires, y General Pico, en La Pampa”, amplió.

   En todos los casos, los Ateneos deben estar apadrinados por una entidad madre, sea Rural o Asociación.

   Hasta el momento, los Ateneos afiliados que participan activamente son representantes de Bahía Blanca, Exaltación de la Cruz, Zárate-Campana, Lobos, Saladillo, Tandil, 25 de Mayo, Coronel Suárez, Azul y General Villegas (BA); y Santa Rosa (LP).

De quién se trata

   Braian Robert nació hace 30 años en Bahía Blanca, pero siempre estuvo ligado —y aún hoy— a Jacinto Aráuz, en provincia de La Pampa, a poco más de 100 kilómetros de Bahía Blanca, donde su familia tiene el establecimiento rural. Se trata del lugar que eligieron sus abuelos suizos para vivir, tras hacer una escala en el Uruguay.

   Ingresó al Ateneo Rural Bahía Blanca en julio de 2014 y, en 2016, fue elegido presidente. Ese mismo año pasó a integrar la comisión directiva de la Asociación de Ganaderos y Agricultores de Bahía Blanca (AGA).

   Ateneos Carbap comenzó sus actividades en el año 2012, como una mesa coordinadora de transición. El responsable de esa etapa fue el médico veterinario bahiense Ignacio Alvarez (hijo de Luis Alvarez, extitular de la AGA).

Cumbre de los anteriores presidentes de Ateneos Carbap: Ignacio Alvarez (izq.), Virginia Lagos y Federico Conforti.

   En 2013 se eligió al primer presidente de Ateneos Carbap; justamente, fue Ignacio Alvarez. El cargo de vicepresidenta correspondió a Virginia Lagos, de la localidad de 30 de Agosto (Trenque Lauquen), quien hoy se desempeña como community manager de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa.

   La sucesora de Alvarez fue Lagos, quien se desempeñó como presidenta por dos períodos: 2014 a 2016. La reemplazó Federico Conforti, de la Sociedad Rural de La Plata, quien se mantuvo hasta 2019.

   Robert ocupó el cargo de protesorero de Ateneos Carbap desde agosto de 2018 y fue elegido presidente a mediados de 2019. Aún permanece en la CD de la AGA, en un caso semejante a Ignacio Alvarez.