Producción porcina: qué medidas adoptar para prevenir el estrés por calor

14 noviembre 2021

Se deben extremar los cuidados tanto en el manejo de los animales en el criadero, como durante su traslado al frigorífico. Las recomendaciones del Senasa.



   Desde el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) se han brindado una serie de sugerencias, haciendo hincapié en los cuidados diferenciados que se deben adoptar en la producción de cerdos para prevenir el estrés calórico y su consecuente impacto en el bienestar y en el rendimiento productivo de los animales.

   El estrés térmico, o estrés por calor, se produce cuando los animales son sometidos a condiciones ambientales que superan su temperatura de confort, momento en el cual el cerdo es incapaz de regular su propia temperatura corporal. Y esto ocurre cuando la temperatura se sitúa entre los 18 y los 25 °C, dependiendo la etapa de crecimiento del animal. 

   “Cuando la humedad relativa del ambiente es elevada (superior al 60 %), los cerdos pueden manifestar estrés por calor. Dentro de este contexto, el peso del animal también es determinante, ya que, podemos decir que un cerdo de más de 75 kilos de peso vivo, está más sensible a dichas temperaturas elevadas, a diferencia de un cerdo más pequeño”, dijo Néstor Osacar, coordinador de Sanidad Animal del Centro Regional Buenos Aires Norte. 

   “No todos los animales responden igual ante las mismas temperaturas; cuando un cerdo sufre estrés por calor en su cuerpo se disparan ciertos mecanismos de alerta que afectan su comportamiento, los cuales tienen como objetivo mantener la temperatura corporal dentro del rango de temperatura de confort”, sostuvo.

   Y finalizó: “tales mecanismos van desde el aumento de la frecuencia respiratoria (cambio fisiológico); el aumento del consumo de agua (cambios fisiológicos y comportamentales) hasta la reducción del consumo de alimento (cambio de comportamiento), acciones que buscan disminuir la producción de calor en su cuerpo”.

Los efectos del estrés térmico

   El estrés térmico repercute en la eficiencia y la rentabilidad de una granja porcina, ya que a nivel estrictamente productivo los animales reducen su consumo voluntario de alimento, lo cual repercute en una baja tasa de ganancia diaria de peso vivo. Esto, aplicado a las cerdas en época de amamantar, genera otros inconvenientes ya que las madres al consumir menos, también producen menos leche, lo que hace que sus lechones se desteten con menor peso vivo. Mientras que en la etapa de terminación, las repercusiones negativas son aún mayores ya que estos animales toleran menos el calor por ser más pesados.  

—En lo que respecta a sus condiciones de alojamiento, se debe aumentar el flujo de aire, reducir la cantidad de animales por corral, y en el caso de los cerdos alojados en el exterior, es necesario proporcionarles sombra. 

—En lo que hace a sus condiciones de manejo, es aconsejable hacerlo en horas tempranas de la mañana o a última hora de la tarde, evitando mover a los animales en días de mucho calor. 

—En cuanto al final del proceso de producción, etapa en la cual se traslada el cerdo desde el campo hasta el frigorífico, es determinante ubicar menos cerdos por carga; es decir, ajustar la carga y la densidad y programar el transporte temprano en la mañana o tarde en el día, además de mojar a los animales antes del traslado y cargar y descargar rápidamente para evitar la acumulación de calor entre ellos. 

—En cuanto a la bebida se debe renovar el agua permanentemente, controlando su densidad, caudal, frescura y limpieza, ya que los cerdos sometidos a estrés por calor aumentan su ingesta diaria de agua en forma considerable.  

—En lo que respecta a la alimentación, evitar hacerlo durante la franja horaria más calurosa del día (entre las 10 y las 16 horas), suministrar un pienso con menos cantidad de fibra, para minimizar la fermentación intestinal, dividir la ración diaria en varias porciones a lo largo del día, evaluar la posibilidad de administrar un alimento húmedo y no seco, en caso de dar alimento seco, es preferible darlo en forma de pellets en lugar de harina, asegurar un correcto equilibrio electrolítico y finalmente, en caso de ser posible, aumentar el nivel de energía para compensar la reducción de la ingesta de alimento, utilizando más grasa y menos almidones como fuente de energía.

La prevención del estrés por calor es importante para cuidar el bienestar animal, a la vez que permite obtener mejoras en los índices productivos y la rentabilidad de la empresa agropecuaria.

   Para más información comunicarse a con el Centro Regional Buenos Aires Norte, en la ciudad bonaerense de Chivilcoy a los teléfonos, (02346) 436271/72/73 o dirigirse a la oficina Senasa más próxima a su unidad productiva.

Fuente: Senasa