¿Y si estudiamos otro destino para las vaquillonas que están siendo engordadas para Liniers?

10 agosto 2020

Para el ingeniero agrónomo Gerardo Gallo Candolo, la actual incertidumbre financiera y cambiaria obliga a trazar una estrategia en los planteos ganaderos.



   En todos los tiempos para tener buenos resultados económicos cualquier empresa debe tender a aumentar sus ingresos y rebajar sus costos de producción. Hablar de la importancia del costo del pasto para la ganadería es muy obvio pero, ¿cuándo fue la última vez que hicimos nuestros márgenes?

   En el caso de la cría ganadera los resultados económicos superiores se consiguen mejorando los índices de preñez, apuntando a que todas las máquinas de la “fábrica”, que son las vacas, nos den un ternero por año. Eso se logra con una buena alimentación, toros y sanidad adecuada. En los años que ese índice no resultó bueno, seguramente hubo falta de suficiente pasto para abastecer las necesidades de energía de nuestro rodeo.

   Expresado de otra manera, cuando decimos que el resultado de la cría se debe al manejo, sanidad y genética: es el manejo el factor determinante en el éxito de todo el trabajo del año. Una buena presupuestación de nuestros recursos forrajeros, incluyendo reservas adecuadas, nos asegurarán buenos resultados a excepción de aquellos años de imponderables como sequías e inundaciones, tan frecuentes en la cuenca del Salado.

   Lógicamente existen otros factores que influyen en los números finales como las pérdidas preñez-destete, peso al nacer y los costos de la sanidad, personal y demás, pero el porcentaje de preñez es el factor económico especialmente determinante de la actividad cría.

   En el caso de la invernada son varios los índices que influyen en el éxito económico: relación precios de compra/venta, duración del engorde, precio de venta, engorde diario, entre otros, pero la relación compra-venta es la de mayor influencia en el margen obtenido.

Ing. Agron. Gerardo Gallo Candolo.

   Dentro de los costos de la invernada los tres más importantes son: alimentación, (suplementación, verdeos y praderas), sanidad y personal; los dos últimos puede variar el orden en su impacto en los gastos pero difícilmente superen el 30% entre ambos. Eso identifica a la alimentación como el gran componente del costo del invernador.

   En las últimas décadas el aumento de los costos de suplementación observados se corresponde con el aumento del uso del grano como alimento (feed lot en los propios campos, silos etc.). Esta práctica elevó significativamente los costos de alimentación respecto al “invernador clásico a pasto” que engordaba sus animales en praderas base alfalfa y verdeos.

   Los costos en pesos por kilos producidos son sensiblemente menores para el invernador clásico, pero se necesitan unos meses más para tener los animales para la venta. Incluso a los intereses actuales siempre se obtienen mejores márgenes por kilo invernando a pasto.

La decisión empresarial de todas maneras fue acertada en estos años porque la ganancia se obtiene por liberar superficies de buenos campos para la agricultura que reditúa mejor.

   Pero ante la incertidumbre que se pueden presentar con el negocio agrícola, como menores precios esperados, retenciones, aumento relativo de fletes, etc.; y los mejores precios que se pueden obtener por la carne a pasto, por la mayor aceptación de lo natural tanto en el mercado interno como externo, nos dan la oportunidad de estudiar el posible replanteo de nuestra empresa.

   ¿Si ante la incertidumbre financiera y cambiaria estudiamos un nuevo destino para esas vaquillonas que están siendo engordadas para Liniers?, ¿y si las dejamos para servicio? Cuando hagamos las cuentas no dejemos de acompañar con un buen presupuesto forrajero, mucho del negocio empieza por ahí.

Fuente: Gerardo Gallo Candolo / El Agrario. El diario digital del campo argentino / elagrario.com