"Los verdeos invernales constituyen un recurso esencial dentro de la cadena forrajera a nivel regional. Hacen su mayor aporte de forraje en la época otoño –invernal, cuando las pasturas permanentes como las naturales disminuyen su crecimiento, contribuyendo de este modo a estabilizar la oferta forrajera anual en los sistemas de producción pastoriles", sostuvo la ingeniera agrónoma Josefina Marinissen, asesora de planteos ganaderos en nuestra zona.
En su artículo publicado en la página web infoluro.com, asegura que si bien el forraje fresco representa una fuente muy importante de nutrientes, su utilización como único componente de la dieta presenta algunas limitaciones desde el punto de vista productivo, entre ellas la variación en la producción anual, donde más del 50 % de la producción total de materia seca se concentra en el primer crecimiento otoñal, generando subutilización o pérdidas de calidad.
Aquí la solución es incorporar la fertilización nitrogenada, con el objetivo de estabilizar la oferta forrajera y dismimuir la intensidad de ese primer pico de producción.
Otras razones son el bajo contenido de materia seca, que puede alcanzar valores del 20% en estado vegetativo temprano y la composición desbalanceada entre proteína y carbohidratos, en el primer uso otoño/invernal.
Todo esto condiciona la productividad debido a que normalmente provoca variaciones en la ganancia de peso en animales a pastoreo, sobre todo en los primeros aprovechamientos del forraje. La solución es hacer uso de la suplementación estratégica.
Para poder atribuir la baja productividad animal a la composición química del forraje (desbalance proteína/energía, y alto contenido de agua o baja materia seca), la asignación (es decir, la cantidad de forraje que el animal debe tener disponible para consumir), no debe ser limitante permitiendo alcanzar el máximo consumo. Normalmente, en animales en condición de pastoreo, el consumo de materia seca no es afectado con disponibilidades de forraje que oscilan entre los 750 – 1000kg MS/ha (lo que corresponde a un 2 – 2,5% del peso vivo del animal), con forrajes de alta digestibilidad (60 – 65%).
Para comprender el impacto del desbalance proteína: energía que presenta el pasto en el primer uso otoñal, es necesario conocer el efecto que tiene la proteína que se ingiere a partir del consumo de forraje con alto contenido de la misma.
La proporción de la proteína consumida que es digerida en rumen, en forrajes frescos (coincidente con el primer pastoreo otoñal) está en el orden del 80-90% y el producto final de esa digestión es mayoritariamente nitrógeno-amoniacal.
El nitrógeno-amoniacal es captado por las bacterias ruminales para la síntesis de proteína bacteriana, siempre que exista una fuente energética de rápida disponibilidad, como son los carbohidratos solubles. De lo contrario, ese amoníaco se transforma en urea en el hígado y se excreta por la orina, generando gasto energético. En este punto son dos las pérdidas que se generan para el animal cuando consume un forraje con alta proteina y baja energía.
Josefina Marinissen, asesora privada en planteos ganaderos.
Por un lado, la energía empleada para transformar amoníaco en urea y evitar la intoxicación, y por otro, el menor aporte de proteína al intestino. Este último genera una reducción en la disponibilidad de aminoácidos, que puede traducirse en un déficit de proteína para el animal. Este aspecto reviste especial importancia en categorías como terneros recién destetados y novillitos en las primeras etapas de crecimiento, que normalmente presentan bajos niveles de consumo (debido a la menor capacidad ruminal) y altos requerimientos proteicos, para su conformación (tejido muscular – carne).
Para mejorar las ganancias de peso otoño–invernales, es necesario que el animal aumente sustancialmente el consumo de forraje, dado que esto es dificil por todo lo explicado, lo aconsejable es la sustitución de parte del forraje otoñal de alta calidad con energía, ofrecida por los granos a través de la suplementación.
La sustitución de forraje de alta calidad por granos de rápida degradación ruminal, que ofrece esos carbohidratos rápidamente solubles, favorece la captación de amoníaco ruminal (producto de la digestion de las proteinas solubles del forraje verde) y la consecuente síntesis de proteína bacteriana (subproducto de la digestión de las proteinas por parte de los microorganismos).
--¿Cuáles son los granos de mayor degradabilidad ruminal, es decir aquellos rápidamente solubles en el rumen?
--Los granos provenientes de los cereales de invierno (avena, cebada, trigo) son los más aconsejables para utilizar ese nitrogeno amoniacal rapidamente disponible en rumen, ya que su digestión se produce tambien a nivel del rumen, de modo que es en ese sitio donde se libera la energía que estaría disponible para acoplarse con la proteina proveniente de los recursos forrajeros.
¿Qué no debemos hacer nunca sobre los verdeos aguachentos?
--Una de las primeras acciones que solemos hacer cuando comienza el pastoreo de los verdeos en otoño/invierno, momento en el cual como se menciono, poseen mucha agua y mucha proteína rápidamente disponible; es decir soluble en el rumen, es incorporar heno a la dieta de los animales, ofrecemos fibra y de la peor calidad para lograr “parar” lo que creemos es una diarrea…¡Mucho cuidado! En función de lo que mencionamos en relación al estado del verdeo en este momento (mucha agua y mucha proteina disponible) incorporar una fibra y de baja digestibilidad (50-55%), nos lleve a perder la eficiencia que lograriamos si ofrecieramos un grano a la dieta.
La fibra genera también, un efecto de sustitución, pero por depresión; es decir el animal deja de comer verdeo, para elegir la fibra. Recordemos es un rumiante, elige la fibra, le gusta y la necesita ya que su digestión genera calor y en invierno hace frío, pero yo busco eficiencia. Entonces, lo que creemos es una diarrea, es sólo una consecuencia del consumo de forraje con poco materia seca, lo que creemos que es parar ese bosteo liquido agregando heno, es solo perden la posibilidad de incrementar la ganancia de peso y lograr obtener la eficiencia que estos forrajes ofrecen.
Novillito 230kg de peso vivo, de 8 meses de edad, que consume el 100% de su dieta en un verdeo invernal (avena, cebada= 20%MS – 17%PB – 2Mcal EM), esta en condiciones de ganar 450g con un excelente balance energético y proteico a nivel ruminal. Si considerando lo anterior e incorporo un heno en un 50% dieta es decir unos 2,5 – 3kgMS, la ganancia de peso desciende a 250g.
Si en lugar de ello y, aprovechando el nitrogeno disponible a nivel ruminal, agrego un grano de cebada, avena o trigo en una proporción que no supere el 1- 1,5% del peso vivo, la ganancia de peso aumenta a 850 – 900g/día. Este manejo, no sólo mejora la eficiencia en el uso de los nutrientes, lo cual se traduce en un aumento en la ganacia de peso, sino que permitiría aumentar la carga animal sobre los verdos o realizar reservas (heno), con los kilos que el animal deja de comer por la sustitución que se da con el agregado de grano.
Veamos una experiencia local con el uso de grano de avena en suplementación de bovinos a pastoreo sobre un verdeo de avena.
El grano de avena es un concentrado energético de amplia producción y utilización local y regional, se adapta a varios usos y no requiere procesamiento.
Desde el punto de vista de la eficiencia, es óptimo en la labor de captar proteína soluble ya que, debido a su alta solubilidad, es casi totalmente digerido en el rumen (98,5%) por acción de los microorganismos. Comparado con otros granos cerealeros, es el de menor densidad energética lo cual se relaciona con el alto contenido de fibra de su envoltura. La causante del menor valor energético es principalmente la lignina que ocupa alrededor de un 8% de la misma y que no puede ser digerida por la microflora ruminal. Es también el grano de mejor equilibrio en aminoácidos.
El alto contenido de fibra, a pesar de contribuir a disminuir el contenido energético del grano, presenta alguna ventaja desde el punto de vista sanitario, ya que favorece a disminuir el riesgo de acidosis. Esta es una característica apreciable ante condiciones de suplementación poco controladas, como las de los sistemas extensivos de producción.
Una particularidad del grano de avena, es el contenido de lípidos. Estos, tienden a modificar el aporte de energía y en consecuencia el valor nutritivo relativo. Por otro lado, es interesante destacar el perfil lipídico de este grano, que posee una alta proporción de ácidos grasos de tipo insaturados.
Todos los conceptos expuestos anteriormente tienen como objetivo ofrecer una herramienta de utilización “estratégica” como la suplementación, sobre recursos forrajeros de alta calidad.
El escrito toma como referencia a los verdeos de avena y al grano de avena, ya que ambos son recursos ampliamente empleados en la región y actualmente implantados en la mayoría de los campos de la zona. Pero la estrategia de suplementación, puntualizando en el concepto, en general es aplicable a todos los recursos forrajeros en sus primeros pastoreos, donde naturalmente presentan las deficiencias mencionadas.
En trabajos realizados en el campo experimental de INTA EEA Hilario Ascasubi, desde el año 2005, se evalúa el efecto de la suplementación sobre verdeos de avena con grano de avena entero en distintas proporciones sobre la ganancia de peso vivo, la conversión alimenticia, la eficiencia de consumo y la conformación del animal. Además de la calidad de carne obtenida en función a la deposición de grasas insaturadas versus saturadas.
Los niveles de suplementación con grano de avena variaron en los años desde 0,25 – 0,50 – 0,75 – 1 y 1,5% del peso vivo de los animales, siempre contrastando con tratamientos control, es decir consumo de verdeo de avena únicamente (CON).
Como ejemplo, y tomando como referencia la suplementación de 0,25 (GA1) y 0,50% (GA2), el consumo de verdeo de avena en los novillos fue de 6,2, 5,55 y 5,78 (kg MS/ha/día) para CON, GA1 y GA2 respectivamente. Por su parte, las ganancias de peso vivo aumentaron en los tratamientos que recibieron el grano siendo, 0,792; 0,969 y 1,138 kg/día para CON, GA1 y GA2 respectivamente. La eficiencia de conversión alimenticia (kg/kg) mostró un comportamiento acorde al consumo y la ganancia de peso ya que tendió a ser mayor en los tratamientos suplementados.
Estas experiencias muestran que es posible, en categorías en crecimiento, lograr altas ganancias de peso a pastoreo con bajos niveles de suplementación. Teniendo en cuenta esto y considerando el impacto que tiene dentro de los sistemas ganaderos el costo de producir alimentos, no debemos perder de vista el objetivo y la eficiencia de utilización los mismos.
Todos los sistemas productivos son diferentes, pero persiguen el mismo objetivo: maximizar la producción para ser sostenible y sustentable en el tiempo. Para ello es necesario conocer las alternativas tecnológicas existentes y adaptarlas al propio sistema.
Fuente: infoluro.com