“Se trata de una situación pocas veces vista en la que se resiente la demanda, pero también la oferta, al menos de manera transitoria. Las cadenas de suministro no sólo de productos, sino también de insumos para la producción se ven afectadas y esto repercute en el nivel de producción futura. Es decir, la caída del comercio mundial hoy se encuentra condicionada tanto por factores de oferta como de demanda”, dijo María Belén Collati, del Mercado Ganadero.
“Probablemente, la caída que más tiempo tarde en recuperarse será la de mayor demanda”, agregó.
“El tema es complejo porque se trata de hábitos de consumo que deben recomponerse, pero también de conductas sociales y cambios culturales que, posiblemente una vez superada la crisis, terminen instalándose”, sostuvo.
Por esta razón, la incertidumbre es la única respuesta a todas las preguntas.
“Tal vez, lo que pueda llegar a jugar como un factor diferencial es el tiempo de salida de esta crisis o, dicho de otra forma, el punto sobre la curva en el cual se encuentra cada país, fundamentalmente visto desde el lado de la demanda”, agregó María Julia Aiassa, también del Rosgan.
“Tomando el caso de China, donde el pico de la crisis, al parecer, ya ha sido superado, vemos que lentamente comienza a recuperar su nivel de actividad y, por ende, su demanda”, manifestó.
“En este sentido, la Argentina, tanto como Brasil y Uruguay, por la fuerte penetración que han logrado establecer en este mercado, podrán beneficiarse de esta reactivación”, dijo.
“Pero eso dependerá de cuán eficientes seamos en controlar la situación interna, preservando la actividad económica y asegurando la fluidez de la oferta”, aclaró.
iassa, de todos modos, aseguró: “La realidad es que, más allá de los números fríos de los mercados ganaderos del mundo, estamos ante una pandemia en la que todos pierden”.
En el último informe trimestral del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), sobre proyecciones de oferta y demanda mundial de carnes, convergen varios factores, algunos nuevos y otros aún vigentes, de alto impacto global.
“Lo cierto es que, lo ocurrido hasta el momento resultó de algún modo mensurable”, afirmó Collati.
Los efectos de la peste porcina africana sobre la producción total de cerdos en China y varios países del sudeste asiático, con mayor o menor grado de desvío, han logrado cuantificarse.
“Hay previsiones que hablan de un faltante de carne de cerdo de entre 15 a 20 millones de toneladas. A partir de allí, es posible construir distintos escenarios de abastecimiento externo y futura recomposición del stock”, explicó.
Collati señaló que el caso es similar al de los incendios ocurridos en Australia donde, sumado a la intensa liquidación previa producto de la sequía, se estima que el stock ganadero perdió cerca de 2 millones de cabezas, cayendo a su nivel más bajo en 30 años, a 23,7 millones.
“Esto también permite proyectar el tiempo que demandará su recomposición y, en dicho lapso, el faltante de oferta que sufrirá el mercado”, comentó.
“Sin embargo, hoy nos enfrentamos ante un tercer evento de magnitudes aún desconocidas”, sostuvo.
Aiassa aseveró, en tanto, que a diferencia de los dos factores citados, los efectos de la pandemia provocada por el coronavirus trascienden ampliamente cualquier análisis de mercado.
“Su impacto afecta a la humanidad toda, alterando comportamientos sociales, poniendo en discusión los diferentes sistemas sanitarios y generando profundos cambios en el orden político y en las relaciones de mercado, entre tantas otras consecuencias”, enumeró.
“En definitiva, grandes cambios de paradigma que nos llevan a un terreno de desconcierto sobre el cual resulta extremadamente difícil proyectar”, añadió.
En este contexto, el USDA dio a conocer sus proyecciones y, posiblemente, aún no reflejen la cabal situación a la cual el mundo se enfrenta.
“Como era esperable, el USDA reduce las previsiones de crecimiento económico para el año 2020, anticipando una retracción en la demanda de los consumidores por proteína animal y ajusta levemente la producción mundial de carne, en respuesta a esta menor demanda”, dijo.
“Se espera que los consumidores se vuelquen a fuentes de proteínas menos costosas, ajustando sus patrones de comidas”, añadió Aiassa.
“A su vez, la menor afluencia a restorans impactará negativamente en la demanda de carne, dada la gran proporción del consumo global que tiene lugar fuera del hogar”, ejemplificó.
Así, el pronóstico del comercio mundial de carne es revisado a la baja en un 8 % desde su última previsión, pasando de 11,601 millones de toneladas proyectadas en enero a las actuales 10,665 millones de toneladas.
En relación al ciclo previo, significa una caída de casi 2 puntos, desde los 10,878 millones estimados en 2019.
Aproximadamente, el 36 % del mercado de carne vacuna es abastecido por el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), para el cual el USDA corrige su proyección de exportaciones a 3,935 millones de toneladas, casi un 8 % menos en relación a su informe previo.
Dentro del bloque, Argentina revela el mayor recorte (--20 %), pasando de una proyección de 840 mil toneladas a 675 mil actuales.
“Luego tenemos un grupo de economías más desarrolladas, pero con fuerte incidencia de los recursos naturales como Australia, Canadá y Nueva Zelanda, que aportan otro 25 % y cuyas proyecciones se ven reducidas en un 4,5 % promedio desde enero a la fecha, lo que se atribuye plenamente a los efectos de la pandemia”, detalló Collati.
Para Australia se espera una retracción interanual de más del 19 % en sus exportaciones a 1,4 millones de toneladas, producto de la caída del stock.
Finalmente aparece los Estados Unidos, con una participación en el comercio mundial del 13 % (1,433 millones) y Europa, con apenas el 3 % (320 mil toneladas).
“Siendo actualmente las áreas geográficas más afectadas por la crisis sanitaria, el USDA ajusta sus exportaciones proyectadas en un 11 % para los Estados Unidos y en un 4,5 % para la Unión Europea, en relación a enero del presente año”, sostuvo.
En el caso de la demanda, la última proyección del USDA fue recortada en un 10 %, pasando de 9,685 millones de toneladas proyectadas en enero a 8,721 millones actuales, mientras que la caída interanual resulta en un 1 %, contra los 8,808 millones demandados en 2019.
De acuerdo con su última proyección, el 51 % de las importaciones se encuentra impulsada por el sudeste asiático, principalmente China, liderando con un 29 % de participación mundial, mientras que otro 19 % lo tracciona los Estados Unidos y la Unión Europea, con un 15 % y 4 %, respectivamente.
En el caso de Unión Europea, desde su anterior cifra publicada en enero, el USDA ha recortado su previsión de importaciones en casi un 13 %, llevándola a un mínimo histórico de 310 mil toneladas.
Fuente: Diario La Nueva, de Bahía Blanca. / Big River, del Rosgan