La gestión de Vicente Biocca, el primer presidente de la Asociación de Ganaderos

05 mayo 2020

Estuvo en el cargo desde 1932 hasta 1949. Su gestión fue signada por la crisis internacional y el intervencionismo estatal. Quedó en el recuerdo como un guía tutelar de la entidad.



   Vicente Biocca, primer presidente de la Asociación de Ganaderos de Bahía Blanca, fue ejemplo de entrega y dedicación en defensa del sector agropecuario. Su mandato  fue renovado bi-anualmente durante 17 años. Dirigió los destinos de la Asociación en la década de 1930, signada por la crisis internacional y el intervencionismo estatal y también en los primeros años del gobierno peronista marcado por una fuerte centralización, estatización de la economía y desaliento de la producción agropecuaria.

   Había nacido el 3 de diciembre de 1878 en San Vicente, provincia de Buenos Aires, donde su padre tenía un tambo.  Algunos de los hermanos de Vicente permanecieron allí, mientras que él, Juan Manuel y Carlos se radicaron en Bahía Blanca. En 1882 adquirió 2000 hectáreas en Cabildo a las que les puso el nombre de su esposa “La Genoveva”.

   Una de las primeras acciones al frente de la Asociación fue obtener la personería jurídica. Para lograrla  debieron aceptar algunas modificaciones a sus Estatutos: por un lado, suprimir la palabra “cooperativista” que figuraba en el punto B y por otro debieron agregar  “contribuyendo así al engrandecimiento económico de la Nación“. En el artículo A, originalmente decía: ·”Mantener latente el espíritu de agremiación y de defensa de la ganadería”.

   La eliminación de la palabra de los Estatutos no significó que se acabara con la convicción de propiciar la cooperación. Desde sus inicios y en diversas oportunidades, la Asociación alentó la formación de subcomisiones que estudiasen la constitución de un organismo cooperativo autónomo e independiente. Finalmente el 11 de septiembre de 1934 se llamó a Asamblea General para dar por constituida la Unión Rural del Sur Cooperativa Limitada. La comisión provisoria estuvo formada por miembros del directorio de la Asociación como José María Pérez Bustos, Juan P. Guglielmetti y Arnaldo Lejarraga.

   La labor de Don Vicente en la Asociación fue incansable, a solo 6 meses de haberse creado esta institución el  periódico “El Atlántico” resaltaba la fructífera acción realizada, ya que, además  de ocuparse de lograr la personería jurídica, redactar los estatutos e inscribir a 394 socios, elevar memoriales al Congreso respecto a la constitución de la Junta Nacional de Granos y redactar enmiendas para la ley de arrendamiento, mandó modificaciones para la Ley 4094 referente a marcas y señales del ganado y mantuvo copiosa correspondencia con instituciones rurales de todo el país.

   Los periodistas del momento se hicieron eco de tan prolífica labor, en la editorial,  el diario  reflexionaba: “Si en sus comienzos esta entidad ha podido desarrollar esta suma de provechosa labor, no cabe duda que está llamada a ser en breve la única y legítima representación de las industrias agropecuarias de la zona, cuyas opiniones habrán de pesar sobre los poderes públicos y empresas particulares relacionadas con las actividades de nuestra población rural”[1]

   La agremiación de ganaderos y agricultores a nivel nacional fue una manera de aunar esfuerzos frente a la crisis que  rápidamente se extendió a Europa y América. Agremiar se convirtió en una de las actividades principales de Vicente Biocca. Cuenta su hija, Elsa Genoveva (Moneca) que solía llevar siempre en sus bolsillos boletas para inscribir a  posibles socios. La Nueva Provincia lo llamó “abanderado de la agremiación rural” con motivo de su fallecimiento.

Día de la agremiación. 19 de marzo de 1938.

   La gran crisis mundial de 1929, desencadenó la creación de entidades gremiales agropecuarias en las ciudades y pueblos del interior del país. Nacieron como dice la primer Memoria de la Asociación “en virtud de la necesidad evidente e imperiosa de unión de todos los productores para velar por el interés común” y “organizar la industria agropecuaria sobre bases sólidas”. La Asociación de Ganaderos estrechó así lazos con  instituciones afines y participó de los congresos ganaderos organizados por C.A.R.B.A.P.

   Frente a los graves problemas, que afectaron a la exportación de carnes argentinas, los gobiernos conservadores a partir de 1930 adoptaron una serie de medidas caracterizadas por la intervención del Estado en la economía. En este marco el presidente Agustín P. Justo mandó al Congreso en 1932 dos proyectos para crear la Junta Nacional de Carnes que regulara el mercado y un frigorífico estatal.

   Una de las primeras gestiones de Vicente Biocca al frente de  la nueva institución fue reclamar al Ministro de Agricultura una auténtica representación de los ganaderos en los organismos a crearse; solicitando que la Junta Nacional de Carnes no estuviera integrada solamente por los miembros de la Sociedad Rural Argentina, sino por el conjunto de entidades ganaderas del país. Criticaba el proyecto del Ejecutivo, manifestando la falta de equidad que sólo puede justificarse por el desconocimiento y el desamparo  en que siempre vivieron, por parte de los poderes públicos, “esa falange aguerrida de pequeños ganaderos que son en su conjunto parte principalísima de la gran industria madre.”

Los dos proyectos fueron unificados y sancionados en septiembre de 1933 como ley 11747, conocida con el nombre de “Ley de Carnes “.

   La Junta Nacional de Carnes  establecía las normas de clasificación de las carnes y cortes y podía intervenir en el mercado regulando los precios, mediante los llamados “precios sostén”. En 1934 fue creada la Corporación Argentina de Productores de Carnes (C.A.P.), dirigida por la Junta y financiada por los ganaderos. La C.A.P. otorgaba los cupos de exportación y fue autorizada por el gobierno a intervenir en el mercado de carnes otorgando licencias del 15% de la cuota autorizada a los frigoríficos argentinos por el tratado Roca-Runciman. El estatuto de la C.A.P. también capacitaba a este organismo a exportar fletes, comprar, vender, fabricar, transportar y establecer mercados para la carne y sus subproductos. En síntesis, la C.A.P. fue creada para que interviniera en el mercado a fin de asegurar la demanda de productos y precios más justos para los ganaderos, reconociendo la necesidad de ayudar a los pequeños y medianos productores. La creación del Instituto fue recibida con beneplácito entre la gente de campo.

   Desde la Asociación comenzó una lucha contra los altos intereses que cobraban los bancos, los impuestos desmesurados para la pobre renta de la tierra y los fletes ferroviarios que estaban fuera de  relación con el valor de los productos.

   Comenzaron a relacionarse con instituciones análogas, señalando la imperiosa necesidad del trabajo mancomunado. Para lograr los resultados deseados  presentaron en el V Congreso de Sociedades Rurales de la Provincia de Buenos Aires un proyecto donde pedían leyes de defensa de la producción, suspensión de las ejecuciones por parte del Banco Hipotecario a fincas rurales explotadas por deudores, rebaja de los fletes del ferrocarril, rebaja de imposiciones y otras medidas tendientes a aliviar el agobio del campo.

   Es notable pero ya en 1934  la Asociación pedía una revaluación de las propiedades rurales para esta zona del sud y sudoeste de la Provincia porque “su producción es la más desvalorizada no solo actualmente, sino desde varios años atrás, y sin perspectivas de cambio".

   La Asociación de Ganaderos de Bahía Blanca desde su fundación, bregó por la habilitación del frigorífico Cuatreros solicitando a la C.A.P. que estudiara la posibilidad de faenar el ganado de la zona tributaria de Bahía Blanca. Presentó solicitudes al respecto en distintos Congresos Rurales a partir 1935 y elevó sus pedidos hasta la mismísima presidencia de la Nación.

En 1935 la Asociación de Ganaderos se afilió formalmente a C.A.R.B.A.P. y al año siguiente se realizó en Bahía Blanca el XI Congreso de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa.

   En dicho congreso, la Unión Rural del Sur Cooperativa Ltda. argumentaba que el frigorífico propiedad de la Compañía Sansinena tenía convenio para faenar; de esta manera los productores podrían ahorrar en fletes y sacrificar los animales en mucho mejor estado. José María Pérez Bustos vicepresidente de la Asociación de Ganaderos y en nombre de  la Unión Rural del Sur y decía que “cuenta este Frigorífico CUATREROS con puerto propio para el embarque directamente al buque de ultramar de las carnes y sub-productos. Y si no lo fuera al buque de ultramar, la carne por razones de cantidad, podría serlo a un pequeño buque frigorífico que la transportara, a muy bajo costo, hasta el lugar donde se hallara el que debe transportarla al extranjero y este flete sería siempre muy inferior al recargo que sufren las haciendas en el flete ferroviario hasta los frigoríficos del Río de la Plata.

   El frigorífico CUATREROS está en el punto convergente de una amplísima red ferroviaria que permitirá abastecer el consumo interno en una extensa zona en la que se estaría en mejores condiciones de las que están las empresas frigoríficas que abastecen desde sus establecimientos ubicados sobre el río de la Plata. Podría así establecerse una competencia leal en ese abastecimiento interno y ella se haría con ganado de la misma región que se abastece”[2]

   El 15 de diciembre de 1936 una delegación encabezada por Vicente Biocca y otros miembros de la Asociación de Ganaderos  tuvo una audiencia con el presidente el General A. P. Justo con la finalidad de obtener el apoyo para la habilitación del frigorífico Cuatreros. Entregaron un memorial y se entrevistaron con el Ministro de Agricultura Dr. Cárcano, ampliamente apoyados por la prensa.

   Los primeros años del peronismo fueron años de declinación para el sector agropecuario. El I.A.P.I. (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio) creado en 1946 compraba la totalidad de la producción granaria destinada a  exportación y dejaba al sector privado el manejo del consumo interno. Esta institución realizó una utilización arbitraria de los recursos, situación agravada por la gran corrupción dentro del organismo; las ganancias obtenidas no volvían al campo se volcaron a créditos para la industria y para fomentar el consumo urbano.

   La Asociación de Ganaderos  manifestaba en 1947 “Si hasta hace algún tiempo, la agremiación era un arma poderosa para los hombres de campo, en el momento actual, es el arma indispensable que debe esgrimirse en todo momento, para defenderse valientemente contra quienes, solo consideran al sector agrario, como fuente productora de recursos fiscales. El gobierno compra las cosechas a un precio que apenas cubre los costos de producción, las vende a un precio tres veces mayor y retiene la diferencia. El beneficio resultante que debiera ir a manos del productor, ignórase cómo es distribuido o aplicado, pero con certeza puede asegurarse que del mismo, nada recibe el agricultor”[3]

   El Estado careció de una política coherente para el sector y desalentó a la producción al obrar en beneficio propio, de la industria, del consumidor y del peón rural. Las zonas rurales comenzaron un proceso de despoblamiento. El 2 de enero de 1948, la Asociación mandó una carta al presidente de la Nación señalando con preocupación las consecuencias que acarrearía para la economía nacional del éxodo continuo de los peones rurales atraídos por los altos salarios de la ciudad.

   La C.A.P. fue intervenida, C.A.R.B.A.P. y la Asociación de Ganaderos solicitaron repetidamente la normalización del organismo. El campo se descapitalizó, la incorporación de nuevas maquinarias y tecnología fue baja, y los medios de transporte se encarecieron.

   La Asociación denunciaba que “El país se encuentra con todo su material industrial e implementos agrícolas desgastado, por la imposibilidad de su renovación durante la guerra y el oro y las divisas, que habían sido acumulados en el extranjero durante ese período, representado en su gran parte por la exportación de productos agrícola ganaderos, que hacía pensar, que serían empleados en la importación de elementos destinados a renovar ese material, se han invertido en la compra de teléfonos y ferrocarriles que ya los teníamos… ¿Y cuáles han sido hasta el presente las consecuencias de la compra de ferrocarriles? Por una parte nos hemos quedado sin divisas… y por otra nos encontramos con que, para hacer marchar esos ferrocarriles, es necesario gastar 800 millones de pesos y para obtener esos 800 millones de pesos, ya se ha anunciado la posibilidad de aumentar en el 100 por 100 las tarifas ferroviarias, haciéndose incidir el recargo en forma especial sobre la producción agrícola ganadera”…[4]

   Faltaba nafta por la guerra y la Asociación de Ganaderos, paralelamente a las negociaciones de C.A.R.B.A.P., solicitó en 1943 al presidente de Y.P.F. que se incluyera a las actividades rurales dentro de la categoría B con la finalidad de obtener mayor cantidad de combustible. Las gestiones para obtener cuotas suplementarias se extendieron hasta el fin de la guerra. La sequía y la isoca complicaron aun más la situación de los productores en 1942 y 1943.

   La Asociación patrocinó las exposiciones y remates feria realizados en Bahía Blanca por la Sociedad Rural y por la firma “P. y M. González Martínez” considerando que los certámenes y exposiciones favorecían el mejoramiento de la ganadería.

   En 1940 la C.A.P. elaboró un plan de compra de frigoríficos centrales y regionales entre los que se encontraban La Negra, Cuatreros, Yuquerí, establecimientos en la Patagonia e IMASA en Capital Federal. Solo se concretó  la compra de Yuquerí, Río Grande y Puerto Deseado en 1941 y de IMASA en 1943. En 1942 Vicente Biocca fue designado para integrar el directorio de la C.A.P. por la Primera Zona. Pero la reapertura del frigorífico Cuatreros continuaba postergada.

   El 19 de marzo de 1945, la Asociación realizó una reunión en su local con la presencia de delegados de Sociedades Rurales de la zona con el objetivo de solicitar la compra del frigorífico Cuatreros. El periódico La Nueva Provincia escribía: “Las autoridades y los accionistas de la Corporación Argentina de Productores de Carnes saben perfectamente que la entidad nombrada se halla en condiciones de inferioridad frente a empresas privadas que desarrollan las mismas actividades… para asumir la defensa de la ganadería nacional cuando las circunstancias y los mismos intereses generales del país lo exijan o aconsejen … la entidad de los ganaderos argentinos carece de fábricas propias –o no las posee en la medida suficiente- para la industrialización del ganado… A falta de fábricas propias… la Corporación debe utilizar las pertenecientes a las empresas competidoras que se hallen dispuestas a cederlas, mediante el pago de sumas determinadas que inciden negativamente, desde luego, en el costo de la producción”[5]

   Los conflictos internos, el enfrentamiento con la Junta Nacional de Carnes, la resistencia de los productores al sistema de accionistas hasta 1943, los sucesivos cambios de gobierno de facto o democráticos o la continua intromisión del Estado, las intervenciones a la C.A.P. y la defensa de los grandes invernadores y exportadores, fueron algunos de los motivos que impidieron la apertura del frigorífico.

   Vicente Biocca falleció sin haber logrado su máximo anhelo: la habilitación de Cuatreros. En 1949, el año de su deceso,  la C.A.P. continuaba intervenida por el Estado y los problemas de los productores persistían. Problemas que por otra parte siguen vigentes: “se continua con la situación paradójica que consiste por una parte en pedir al productor que produzca mas y por la otra se le traba en su desenvolvimiento con  aumentos de los impuestos, combustible, jornales, fletes, mientras se le constriñe con precios topes compulsivamente fijados por el Estado. El agricultor se encuentra así indefenso frente al Estado, socio en las ganancias, que lo deja librado a su propia suerte en caso de pérdida”[6]

La Asociación de Ganaderos, manifestó desde su fundación perseguir los siguientes fines, todos ellos fueron respetados y cumplidos con honor durante la gestión de Vicente Biocca:

“Mantener latente el espíritu de agremiación y de defensa de la ganadería, contribuyendo así al engrandecimiento económico de la Nación”.

Todos los 19 de marzo la Asociación festejaba el “día de la agremiación rural”, con nutridos almuerzos y oradores en el hotel Lopetegui, en la quinta Recchioni o en la Sociedad Rural. Se trataba de una idea nueva y había que instalarla en los productores rurales. La prensa ayudó mucho a este logro ya que en sus páginas reflejaba generosamente el quehacer de la institución.

En 1940 la Asociación de Ganaderos declaraba que “La preocupación constante de la Asociación, ha sido llevar a los productores rurales, la necesidad, cada vez mayor de agremiarse en una entidad. Esta acción común, ha dado ya sus frutos, y se constata el observar cómo hoy se escucha al productor rural, cuando reclama su sitio para resolver los problemas económicos del país. Este movimiento desconocido hasta hace pocos años es la consecuencia lógica de una mayor cultura y preparación que hoy tiene el hombre de campo, para proponer por sí mismo soluciones justas a sus problemas, desnaturalizados muchas veces por la representación absorbida por quienes no nos conocen y por ende, no la saben ejercer con el criterio que corresponde a los problemas que afectan a la producción rural.”[7]

“Propiciar la cooperación como la mejor defensa de los intereses de sus asociados”.

   Desde sus inicios y en diversas oportunidades la Asociación alentó la formación de subcomisiones que estudiasen la constitución de un organismo cooperativo autónomo e independiente pero bajo el auspicio de la Asociación de Ganaderos. Finalmente el 11 de septiembre de 1934 se llamó a asamblea general para dar por constituida la Unión Rural del Sur Cooperativa Limitada.

“Auspiciar y patrocinar exposiciones y concursos de ganados y productores”.

   En el convencimiento que los certámenes, exposiciones y demás actos relacionados al mejoramiento de la ganadería eran una necesidad evidente la Asociación apoyó institucionalmente y con premios las exposiciones y remates feria realizados por la Sociedad Rural de Bahía Blanca y por la firma “P. y M. González Martínez”. Al principio, entre 1941 y 1942 patrocinó a ambas. Luego, entre 1943 y 1944, cesó el apoyo a la Sociedad Rural que se reinició en 1945. Las memorias de la Asociación  registraban que “la Asociación de Ganaderos ha suspendido la organización de remates especiales de reproductores para auspiciar en lo sucesivo las exposiciones de la Sociedad Rural. Este entendimiento entre dos entidades de intereses similares, es el producto de una mutua comprensión y exacto conocimiento de la realidad, siendo indudable que su resultado gravitará sensiblemente en positivos beneficios para ambas instituciones y muy especialmente para los ganaderos expositores”[8]

“Gestionar de los poderes públicos e instituciones privadas todas aquellas medidas que tiendan a mejorar la situación económica de los ganaderos”.

   La Asociación trabajó incansablemente en defensa de los intereses agropecuarios. Manifestaba en 1943 que “Los productores rurales agremiados, seguiremos haciendo sentir nuestra voz de protesta, advirtiendo a quienes ya nos han acusado, que el nuestro no es un movimiento político. Solo aspiramos a ser oídos en la auténtica expresión de nuestros anhelos, a que nos sentimos con derechos, como verdaderos forjadores de la riqueza y creadores de la patria”[9]

   Con este sentimiento, la Asociación estuvo presente con reclamos sobre revalúo para el sudoeste bonaerense (1933); defendiendo a los productores rurales frente a la competencia desigual de los frigoríficos norteamericanos (1934); manifestándose contra el carnet de conductor para vehículos a tracción a sangre (1944); solicitando la mantención de los caminos rurales y la construcción de puentes sobre el Sauce Grande (1945); también la Asociación se dirigió al Ministro de Hacienda de la provincia para que analizara la reforma de la ley 4834 que creaba un impuesto progresivo a las propiedades que excedieran las 10.000 hectáreas, ya que la misma no consideraba la fertilidad de cada zona de la provincia, ni la densidad poblacional, ni discriminaba entre propiedades contiguas y no contiguas (1945).

   Las preocupaciones de la Asociación de Ganaderos excedían lo meramente rural: impulsaron la creación de una Escuela Industrial de Artes y Oficios (1944); propiciaron el embalse y canalización del Arroyo Napostá ante el ministro de Obras Públicas de la provincia para evitar las inundaciones de sus márgenes con el fin de proteger a los ciudadanos y mejorar la sanidad (1944); recaudaron fondos para las victimas del terremoto de San Juan (1944); se manifestaron en contra del cambio de nombre de la plaza Bernardino Rivadavia y del traslado del monumento central de la misma; entre otras cosas.

“Propiciar el funcionamiento de un “FRIGORIFICO REGIONAL” que coadyuve a la acción defensiva que se persigue”.

   Los frigoríficos, en su mayor parte estaban en manos británicas, pronto comenzarían a rivalizar con los de origen norteamericano. La Compañía Sansinena de carnes congeladas, era de capital argentino, sus establecimientos estaban en Avellaneda (frigorífico La Negra) y  en Bahía Blanca la planta de Cuatreros (hoy General Daniel Cerri). El frigorífico de Cuatreros poseía un pequeño puerto ubicado en el estuario de Bahía Blanca, próximo a la desembocadura del Sauce Chico, lo que permitía la exportación sus productos. La Asociación de Ganaderos de Bahía Blanca luchó incansablemente por la rehabilitación del frigorífico Cuatreros  y por la posibilidad de faenar el ganado de la zona tributaria de Bahía Blanca.

   La habilitación de Cuatreros era de vital importancia para los productores de la zona. La hacienda era transportada a pie a los mercados de Liniers y Avellaneda, soportando largos viajes, mayores gastos de fletes y el consiguiente deterioro de los animales, cuando existía en las afueras de Bahía Blanca un frigorífico con puerto propio y excelentes instalaciones.

“Unirse con otras instituciones análogas para lograr más eficazmente los fines propuestos”.

La Asociación de Ganaderos  adhirió a C.A.R.B.A.P.  desde su creación y participó en todos los congresos rurales organizados por esta institución.

   La Asociación presentó ponencias propias acerca de la rebaja de impuestos, de contribuciones territoriales por las condiciones de su hinterland, reglamentación del sábado inglés, “extirpación” de la vizcacha, importancia de la agremiación y en reiteradas oportunidades sobre la habilitación del frigorífico Cuatreros.

   Don Vicente tuvo que lidiar con años difíciles, ejerció un liderazgo ejemplar. Su fallecimiento el 4 de marzo de 1949 sorprendió y conmocionó a sus amigos y compañeros de lucha de la Asociación, quienes expresaron de esta manera su pérdida. “Cuán difícil nos resulta traducir a través de estas líneas el profundo dolor producido por el fallecimiento de nuestro dignísimo y querido presidente don Vicente F. Biocca… La noticia de su inesperado fallecimiento causó estupor y llenó de congoja a quienes lo apreciaban por su trato bondadoso y sencillo y su espíritu noble abierto a todas las iniciativas.

   Para la Asociación de Ganaderos, en la que ejerció la presidencia continuada por 17 años, su deceso significó un duro golpe. Es que don Vicente fue un entusiasta propagandista de la causa gremial, siendo el primero en fomentar y auspiciar la creación de otras entidades rurales en la zona de atracción de Bahía Blanca, aun a riesgo de disminuir el número de los asociados de esta Asociación porque él no entendía de egoísmos y tenía fe en la causa gremial aspirando a la unión de todos los productores rurales… Don Vicente se nos ha ido, pero su recuerdo quedará perenne entre nosotros como guía tutelar de la entidad a la cual tanto quiso y por cuyo progreso luchó sin desmayos y hasta el último instante con singular tesón. La vida de los hombres es transitoria, la de sus obras eterna. Que su ejemplo nos inspire para continuar su obra hasta su completa realización”[10]

[1] El Atlántico, 1 de enero de 1933, Pag. 2.

[2] En: Buenos Aires y La Pampa. Revista mensual. Órgano Oficial de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa. Año II, Nº 20, Buenos Aires, Noviembre de 1936. Pág. 66

[3] Asociación de Ganaderos. Memoria y Balance. 15 ejercicio al 30 de junio de 1947. Bahía Blanca. Pág. 7.

[4] Asociación de Ganaderos. Memoria y Balance. 15 ejercicio al 30 de junio de 1947. Bahía Blanca. Pág. 8.

[5] La Nueva Provincia, 2 de marzo de 1945, Pág. 2

[6] Asociación de Ganaderos. Memoria y Balance. 16 ejercicio al 30 de junio de 1948. Bahía Blanca. Pág. 8.

[7] Asociación de Ganaderos. Memoria y Balance. 8 ejercicio al 30 de junio de 1940. Bahía Blanca.

[8] Asociación de Ganaderos. Memoria y Balance. 13 ejercicio al 30 de junio de 1945. Bahía Blanca. Pág. 7 y 8.

[9] Asociación de Ganaderos. Memoria y Balance. 15 ejercicio al 30 de junio de 1947. Bahía Blanca. Pág. 9.

[10] Asociación de Ganaderos. Memoria y Balance. 16 ejercicio al 30 de junio de 1948. Bahía Blanca. Pag. 5

Fuente: libro 80 años Asociación de Ganaderos y Agricultores Bahía Blanca, 1932-2012, de Norma Gutiérrez y Vivian Laurent, 15 de junio de 2012.