¿Cuál es el costo oculto de no invertir en la sanidad de los rodeos?

24 noviembre 2020

“Muchas veces la porción aérea nos genera un impacto de tal magnitud que nos dificulta dimensionar los aspectos menos perceptibles de la cuestión”, afirmaron especiales en motivar.com.ar



                                Por Vet. MBA Antonio José Castelletti y Ing. Agr. MBA Eduardo Ponssa
                                                                                                            antonio.j.castelletti@zoetis.com
                                                                                                                              eponssa@gmail.com

   Las curiosas formas y colores de un iceberg pueden ser de una gran belleza…pero también pueden representar un gran peligro.

   Se sabe que su parte visible corresponde a un octavo de la masa total, lo que significa que la mayor parte se encuentra sumergida y, por lo tanto, invisible desde la superficie. Muchas veces la porción aérea nos genera un impacto de tal magnitud que nos dificulta dimensionar los aspectos menos perceptibles de la cuestión.

   Aplicando esta metáfora a la producción y a la economía, la parte hundida son los “costos ocultos”, pero también pueden ser ingresos que se dejan de generar por no tomar determinadas decisiones. Esto no es fácil de apreciar, ya que no es lo mismo ahorrar en costos (cosa que el bolsillo de la empresa inmediatamente “siente”), que resignar un “lucro cesante”.

   Este es más difícil de determinar: generalmente exige disponer de información y realizar algún mínimo ejercicio de simulación.

   ¿Qué decisión puede ser generadora de estos lucros cesantes?

La sanidad del rodeo, por ejemplo. La parte visible lo constituye el esfuerzo del bolsillo del productor debido a tener que pagar los insumos y servicios correspondientes. ¿Y la parte oculta?

   La producción adicional, que nunca se registra, pero que, en el fondo, esos insumos y servicios generan. Y según los hechos, pareciera que la parte visible del costo sanitario le está ganando la partida a la parte no percibida.

   ¿Cuál sería la evidencia? Simple: la tasa de destete a nivel nacional no ha experimentado modificaciones importantes a través del tiempo.

   La provincia de Buenos Aires aporta cerca del 35 % de las cabezas de ganado bovino del país con casi 19 millones de cabezas.

   Prácticamente la mitad del stock de la provincia se encuentra en la Cuenca del Salado y la Depresión de Laprida. Es la zona de cría más importante de la Argentina.

   Resulta que las tasas de destete en esta zona de cría son cercanas al 60-70% y no han variado significativamente en los últimos 60 años.

   Resulta también que uno de los pilares fundamentales para la mejora del índice de destete es precisamente la sanidad, la cual disminuye las mermas.

   No digamos que la ganadería está estancada: todo lo contrario. Relegada por un proceso de agriculturización a una menor superficie –de menor aptitud productiva, además- la producción de carne total no disminuyó, lo que significa un mejor uso de la superficie y un aumento en la producción forrajera.

   Pero, si se relaciona la venta de productos veterinarios con las existencias bovinas, teniendo en cuenta un plan sanitario “estándar”, surge que se está lejos de alcanzarlo.

   Parece que existe una tendencia a “ahorrar” en sanidad sin evaluar las consecuencias económicas de esto, es decir, sin ponerse a analizar la parte oculta del iceberg que serían los ingresos que se dejan de percibir: “duele” más el bolsillo presente que una promesa de dicha.

¿Qué pasa?

   Una primera explicación podría encontrarse en que el costo sanitario se haya encarecido sostenidamente. Para poner a prueba esta hipótesis tomamos el costo sanitario del modelo de cría mejorada de la Cuenca del Salado del Boletín trimestral de modelos productivos regionales publicado por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, desde marzo de 2012 a marzo de 2020.

   El costo sanitario de todas las categorías se expresa en pesos por vientre, y considerando el precio del ternero en cada año, se calculó cuántos kilos de ternero por vientre fueron necesarios en cada año para cubrir dicho costo sanitario (Gráfico 1). El promedio del costo sanitario en KG de terneros fue de 3,63 kilos por cabeza de esta serie de 8 años en estudio.

   Si consideramos que el costo y el precio de 2012 equivalen a un índice 100, en el gráfico 2 se muestra la evolución que este índice ha tenido hasta la actualidad.

   Vemos que el precio del ternero aumentó proporcionalmente algo más que el costo sanitario, por lo que “se abarató” dicho costo cuando lo expresamos en kilos.

   La baja fue de 11% en 9 años, pero lo importante es que no aumentó.

   No se puede decir entonces que el encarecimiento del costo sea la causa de una baja adopción de medidas de sanidad.

Lo invisible del iceberg

   Para dimensionar “la parte invisible” del iceberg realizamos una simulación en un rodeo de cría estabilizado en 400 vientres con dos niveles de aplicación de tecnología sanitaria: uno medio, con un costo equivalente a 6,7 kilos de ternero por vientre y uno alto, correspondiente a 11 kilos de ternero por vientre.

   El costo directo total del modelo “más barato” es de US$ 31.000, del cual el costo de la sanidad representa sólo el 15 %. En el modelo “caro” el costo directo trepa a US$ 35.000, y el costo sanitario significa el 22% del mismo. Es decir que los costos aumentaron en unos US$ 4.000 anuales, con una participación proporcionalmente mayor de la sanidad.

   Esto es lo que se ve del iceberg.

   Lo que no es tan evidente es el ingreso diferencial: asumiendo una serie de supuestos productivos y reproductivos en relación con el aumento de eficiencia que la mayor aplicación de medidas de manejo sanitario podría significar, del modelo “barato” surge una tasa de destete del 70% y una producción de carne de 125 kg/ha, mientras que el modelo “caro” llegaría a 82% de destete y 150 kg/ha.

   Esto significa un ingreso neto de US$ 67.000 para el primer caso y de US$ 98.000 en el segundo. En otras palabras: ahorramos US$ 4.000 pero dejamos de facturar US$ 31.000.

Una relación casi exacta de 8 a 1 (la misma que tiene el iceberg entre su parte visible y su volumen invisible), es la proporción que existe entre lo que se ahorra en costo y lo que se deja de percibir como ingreso.

   Tal vez más importante todavía sea analizar el punto de indiferencia para la tasa de destete, ya que la comparación anterior puede “pecar” de excesivo optimismo o pesimismo respecto al impacto de la sanidad.

   En concreto: si suponemos que nos encontramos en la segunda situación, es decir en el modelo “caro”, y por algún motivo decidiéramos bajar el costo en sanidad (asignando el costo del modelo “barato”) la tasa de destete no debería descender en más de 2 puntos si queremos que la disminución de ingreso no supere a la disminución de costo.

   Es decir que, si la tasa de destete cayera a menos de 80%, el supuesto “ahorro” en costos quedaría anulado por una disminución más que proporcional en la facturación.

Y si “ahorro en no vacunar”

   En más de una oportunidad por olvido o por idiosincrasia de ver la sanidad solamente como un costo se deja de dar alguna dosis de vacuna preventiva. Hagamos un simple análisis, tomando como base la información de la publicación: “evaluación económica de un brote de mancha en terneros de la provincia de Buenos Aires” del INTA Balcarce.

   En este trabajo se describe un brote de mancha, en el cual murieron 9 terneros de un total de 216 (4,2% mortandad).

   A los valores actuales del ternero las pérdidas totales serían de $187.200 (9 terneros de 160KG a 130$/KG) si hacemos una relación entre las pérdidas y el costo de la vacuna en este caso la clostridial ($19 por dosis) podemos sacar la relación de animales muertos y las dosis que se podrían haber pagado: con las pérdidas económicas de los 9 terneros muertos se pudieron haber aplicado a 4926 terneros doble dosis de esta vacuna.

Conclusiones

   La sanidad es uno de los pilares en la mejora de los índices productivos en los rodeos de cría, el costo es del 6 % al 9 % de los ingresos dependiendo del índice de destete logrado.

   El valor del costo en los últimos años ha acompañado el precio de la hacienda. Como se ejemplifica en los modelos percibir la sanidad solamente como un incremento de los costos constituye una mirada parcial, ya que en definitiva lo que importa es el impacto productivo.

Normalmente no se dimensiona la brecha productiva y de ganancia posible que se resigna cuando se aplica un plan sanitario incompleto. Cada peso gastado en sanidad suele ofrecer una elevada tasa de retorno.

   Cuando se analiza el supuesto “ahorro” en la utilización de una vacuna para una enfermedad sin ver las consecuencias económicas de esta acción en la mayoría de los casos el impacto en las pérdidas económicas es mayor al supuesto “ahorro” que se pueda llegar a tener.

   El trabajo del veterinario en la evaluación y seguimiento de los planes sanitarios es de suma importancia en los rodeos de cría para lograr mejoras en los índices de destete y disminución de las mermas.

Fuente: www.motivar.com.ar