Carbap: cuando los bienes culturales (hoy el trigo y el maíz) están en su peor momento

02 diciembre 2021

La entidad gremial salió a denunciar "acuerdos tácitos" de comercialización que impiden la normal puja y, como consecuencia, el productor obtiene un menor precio que el que debería recibir.



   La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa volvió a manifestarse, como lo viene haciendo desde el año pasado, por la preocupante intervención “indirecta” que ocurre en los mercados granarios y reitera su rechazo a cualquier forma de intervención en los mercados.

   “Denunciamos en Olavarría en el pasado mes de agosto que, desde el Estado Nacional y desde la cadena, se han realizado 'acuerdos tácitos' de comercialización que impiden la normal puja por los productos y, como consecuencia, el productor obtiene un menor precio que el que debería recibir finalmente.

“Este accionar, sumado a la distorsión cambiaria, promueve que los productores estén recibiendo unos U$S 4.263 M menos en trigo y unos  U$S 9.000 M menos en maíz, los cuales no siempre quedan en su totalidad en manos del Estado”.

   “Se vuelve a repetir la misma historia, ocurrida a partir de 2007, desincentivando el cultivo de trigo, a pesar de las expresiones voluntariosas del ministro (Julián Domínguez) de estar trabajando en incrementar el área cultivada.

   “La 'administración con inteligencia de los saldos exportables' por parte del Estado permite, desde un escritorio, seguir decidiendo discrecionalmente quién gana y quién pierde en la cadena, de acuerdo a su poder de lobby y de 'persuasión”.

   “El combo letal de distorsión cambiaria (dólar oficial a $ 101), más derechos de exportación y fijación de precios de referencia por debajo del valor real, impide darle rentabilidad a un sector que tiene todos sus insumos dolarizados al valor real (dólar insumos $ 189) y con cada vez menos rentabilidad.

  “Los 'bienes culturales', al decir del ministro (por Julián Domínguez) están en su peor momento.

“Desde Carbap instamos a rever el accionar político de espaldas al productor, que sólo conlleva a perder la credibilidad, retraer la confianza y, por consiguiente, la inversión y la producción”.

   “Es sólo cuestión de recordar lo sucedido en 2015, cuando al liberarse las restricciones las producciones, tanto de trigo como de maíz, casi se duplicaron. El campo está para aportar a las soluciones de los problemas de nuestro país, siempre y cuando le dejen expresar su potencial libremente”.