Los consumidores demandan cada vez más alimentos seguros, de calidad, señalando que para producir más y mejor es necesario reducir el impacto negativo sobre el ambiente.
Los productores rápidamente asumieron el compromiso de mejorar la eficiencia y sustentabilidad de los sistemas agrícolas, desarrollando estrategias innovadoras. Entre ellas, la investigación y el desarrollo biotecnológico han promovido, en los últimos años, un fuerte crecimiento del uso de los bioinsumos, tanto en Argentina como en el mundo.
En nuestro país esta tendencia muestra un impulso sostenido, con un mercado en expansión, empresas que ya están exportando y la conformación de la Cámara de Bioinsumos (CABIO). Pero son los mismos productores quienes los están adoptando en el marco de las buenas prácticas agrícolas, para que tanto la siembra, cosecha y pos-cosecha se realicen de una forma sana, segura y amigable con el ambiente.
“Los bioinsumos son productos biológicos formulados a base de microorganismos, macroorganismos o extractos vegetales o derivados de éstos, que se utilizan para promover el crecimiento y controlar distintos tipos de plagas. Acompañando el crecimiento del sector de la agroecología, se han convertido en una herramienta fundamental para la producción de bajo impacto ambiental, rentable y eficiente”, explica la ingeniera agrónoma Estefanía Reati, gerenta técnica y cofundadora de Síntesis Biológica, una firma que nació en la provincia de Córdoba en 1996, elaborando bioinsumos a través de la investigación y el desarrollo biotecnológico.
Y añade: “No son tóxicos para las personas o el ambiente, no poseen residualidad ni fitotoxicidad en plantas, lo que permite su uso exclusivo o en complemento con insumos químicos, favoreciendo la disminución en la utilización de los mismos. Son económicamente rentables y permiten obtener mayores y mejores producciones a menos costo”.
Según Naciones Unidas, el sector de la agricultura es el mayor empleador del mundo y proporciona medios de vida al 40 % de la población mundial actual, destacando su rol fundamental para “suministrar comida nutritiva a todo el planeta, así como generar ingresos decentes, apoyar el desarrollo centrado en las personas del campo y proteger el medio ambiente”, ayudando al cumplimiento de uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) más importantes, el N° 2, Hambre Cero.
“La relevancia de los ODS para las Buenas Prácticas Agrícolas es clara, no sólo en relación a la eliminación del hambre, la promoción del crecimiento económico y el trabajo genuino, sino también para garantizar modalidades de producción y consumo sostenibles. En ese sentido los bioinsumos son clave, permiten producir valor económico, ambiental y social, porque al beneficio cuali y cuantitativo que le dan a la producción, se le suma la llegada directa al consumidor con productos primarios de excelente calidad, libres o con mucho menos fitosanitarios, lo que se traduce en una mejor calidad de vida para todos”, señala la cofundadora de Síntesis Biológica.
Los bioinsumos ayudan a mejorar la eficiencia en la nutrición y sanidad vegetal, agregando valor en origen y aumentando el rendimiento de manera sostenible, tanto en producciones tradicionales como orgánicas, extensivas como intensivas.
Responden a la demanda de consumidores cada vez más responsables, que priorizan los alimentos seguros, producidos de forma amigable con el ambiente.
No implican riesgo para la salud, porque se trata de insumos biodegradables, que no dejan residuos tóxicos y contribuyen a su vez al aumento de la calidad física de los suelos.
Las proyecciones para el sector muestran índices de crecimiento prometedores.
En palabras de Estefanía Reati: “Se estima que hacia el año 2022 la industria mundial de bioinsumos aumentará más de un 50 % de su facturación actual, tendencia que se replicará incluso a mayor velocidad en Argentina. Es de destacar que hay grandes marcas globales que ya están haciendo fuertes apuestas a esta nueva área, por lo que se avizora un panorama profesional muy alentador”.
Fuente: Prensa Síntesis Biológica